¿Te has preguntado alguna vez que tenemos en común perros y personas? ¡Pues mucho más de lo que parece! Y es que los canes han adaptado sus cerebros para entender mejor nuestras emociones. Si no, no se entendería que dos especies que son tan distintas en principio, seamos capaces de comunicarnos y entendernos de una forma tan fluida.
Según afirman los científicos, los canes y las personas procesamos las voces, ladridos y otra información social que recibimos de nuestro entorno de una forma cada vez más parecida, lo que explicaría que nos podamos comprender y comunicar con mayor fluidez de la que podría imaginarse. ¿Quieres más detalles? ¡A continuación!
Un área del cerebro dedicada a la interpretación de la voz
Al parecer, los perros también cuentan con un área en el cerebro dedicada a la interpretación de la voz, lo que significaría que canes y personas disponemos de mecanismos cerebrales cada vez más parecidos para procesar la información social del entorno, lo que podría explicar el éxito de la comunicación vocal que ha surgido entre ambas especies.
Una amistad que viene de largo
Los perros han compartido un entorno ambiental parecido desde hace entre 18.000 y 32.000 años. Por eso, nuestras mentes han podido evolucionar de un modo paralelo, aprendiendo juntos algunas claves de la comunicación: qué significa la risa humana, qué expresa el llanto de un bebé o el dolor de los ladridos angustiados de un perro.
Diferencias en el cerebro de perros y humanos
Sin embargo, el cerebro de los perros reacciona de un modo más intenso a los ruidos fuertes que el humano, incluso cuando estos sonidos no son voces. Aún así, parece ser que los canes son unos auténticos expertos en descifrar las emociones que hay detrás de la voz.