Como seguramente ya sabrás, el estrés no es algo exclusivo de la raza humana. Los animales, y más concretamente nuestras mascotas, pueden sufrirlo en sus propias carnes por varios motivos que trataremos de desglosar en este artículo.
Como verás, las razones son muy variadas y lo más importante es detectarlo y buscar la mejor solución posible, como por ejemplo recurrir a una tienda de mascotas online como Barakaldo tienda veterinaria, donde disponen de un apartado con productos específicos que tienen como objetivo resolver los problemas de estrés de las mascotas.
Estrés que puede evolucionar a ansiedad
Antes de analizar los motivos que pueden ser los causantes del estrés, conviene decir que dicho estrés puede convertirse en ansiedad si es excesivo o se prolonga demasiado en el tiempo. Todo el organismo se ve afectado y es por ello que hay que actuar lo antes posible en cuanto se detecta.
Mala socialización
Para empezar, podemos hablar del tema de la socialización como uno de los más importantes a la hora de relacionar el estrés y las mascotas. No hay que olvidar que muchos perros y muchos gatos son separados de sus madres nada más nacer, algo que les resta seguridad y les quita algo tan importante como los cuidados de una madre. Si eso sucede, es muy probable que los gatitos y los cachorros lleguen a un nuevo hogar con inseguridades, motivo por el cual sus propietarios deben convertirse en una especie de «madres» para ellos. Si durante sus cuatro primeros meses de vida no tienen contacto con los estímulos habituales, lo más probable es que ante una situación nueva reaccionen movidos por el estrés. Eso significa que pueden morder o pueden mostrarse muy tímidos y asustadizos.
Factores genéticos
Cuando hablamos de estrés en mascotas también tenemos que hablar de una serie de factores genéticos que no podemos olvidar. Los factores ambientales y hereditarios dicen mucho del carácter de un perro o un gato, como también lo dicen la variabilidad genética, la raza y el sexo. Los que por genética sean más seguros lo tendrán más fácil, mientras que los más tímidos y asustadizos tendrán más posibilidades de desarrollar problemas relacionados con el estrés.
Traumas
Tal y como sucede con las personas, las experiencias traumáticas tampoco ayudan. Todo lo contrario. Si nuestra mascota ha vivido una de ellas y ha quedado marcada de por vida, es muy probable que sus niveles de estrés se disparen cuando se exponga a una situación que le recuerde a la que le produjo el trauma. Por ejemplo, un perro que haya tenido una muy mala experiencia en el veterinario verá incrementados sus niveles de estrés cada vez que acuda a la consulta. De hecho, si suele ir a menudo, puede que ese estrés no llegue a desaparecer.
Ruidos muy fuertes
Todos sabemos que los días de celebraciones con petardos y fuegos artificiales no son días de fiesta para nuestras mascotas. Incluso las tormentas con truenos logran que tanto los perros como los gatos pasen un mal trago, llegando incluso a fallecer por culpa de infartos. Lo mejor que podemos hacer es procurar que estén en un lugar seguro en el que puedan esconderse y no escuchar esos ruidos, o como mínimo escucharlos con un nivel de intensidad mucho más bajo de lo normal. Sus niveles de estrés disminuirán por completo.
Las novedades
Cambios tan reales como el de estrenar piso pueden hacer que nuestra mascota experimente situaciones de estrés. Eso es especialmente significativo en el caso de los gatos, que son muy territoriales y se sienten muy desorientados cuando cambian de hogar. De la misma forma, la llegada de un bebé también puede trastocar los planes de nuestra mascota, que no entiende lo que pasa y puede reaccionar mal si se siente apartada.