El maullido del gato es más que un sonido. Es una de las formas que tiene de comunicarse y de expresar lo que le sucede o siente. Un motivo por el que es muy importante prestarle atención porque nos puede ayudar a saber si, por ejemplo, el minino está enfermo, tiene hambre o se siente solo, entre otros significados.
Los maullidos
El gato maúlla para todo. Uno de los significados más fáciles es el del maullido que hace por las mañanas o cuando llegas a casa porque es un saludo. Es su manera de decir ‘hola’.
El maullido también es empleado para indicar necesidades básicas como, por ejemplo, hambre. Se reconoce porque el maullido es constante. No obstante, a veces puede maullar por gula, siendo importante no pasarse nunca con las cantidades para que no gane peso.
La falta de apetito o de apatía, acompañada de maullidos, son una señal de que tiene algún dolor o molestia, mientras que si maúlla más y con más frecuencia cuando se ha producido la llegada de una nueva mascota o miembro de la familia es porque muestra su rechazo al cambio de hábitos.
Maullar es la manera que tienen a su vez de indicar que el arenero está sucio y que debe ser limpiado. No hay que olvidarse de la importancia que los gatos le dan a su higiene.
La soledad o el temor son expresados por los gatos con un maullido continuado, que sobre todo se produce cuando vuelves a casa para indicar que ha pasado mucho tiempo solo.
Los maullidos que son de tipo más nervioso se producen en la etapa de celo. Se reconocen porque, además, las mascotas tienden a estar mucho más inquietas. Y, si el gato maúlla y no sabes dónde está, es porque se ha quedado encerrado en alguna habitación, armario… y no puede salir. Lo hace para avisarte para que le encuentres.
Cachorros
En el caso de los cachorros, los maullidos pueden tener también más significados. Y es que es habitual que los gatitos maúllen cuando requieren cuidados y atenciones, además de demandar mimos y caricias.
En esta etapa de la vida, también se deben tener en cuenta otros maullidos, principalmente, cuando el gato es adoptado. Hasta que se acostumbre al hogar, maullará porque echará de menos a la gata madre o bien a los gatitos con los que ha nacido o compartido sus primeros días de vida, ya sea en otro hogar o en centros de acogida.
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