La higiene bucal de los perros es también muy importante para que tengan un buen estado de salud. Como en las personas, es fundamental que se cepillen y que mantengan unos hábitos y cuidados saludables. ¿Cuándo tiene que hacerse? En realidad, desde que se es un cachorro porque ya con una edad de entre dos y tres semanas tienen 28 dientes de leche. Y, entre seis y ocho meses, ya cuentan con los 42 dientes definitivos. Además, el correcto cepillado tiene su técnica.
Cepillado
Por supuesto, uno de los principales gestos de higiene es el cepillado para lo que se necesita un cepillo dental y pasta de dientes que sean específicos para perros. Es muy importante no emplear los de los humanos porque son necesidades diferentes.
El cepillado tiene que hacerse de forma suave y cuando el perro esté tranquilo. Para que se acostumbre a ello, es importante comenzar cuando es tan solo un cachorro. De esta manera, de adulto no habrá problemas porque ya estará habituado.
De todos modos, hay una técnica. En primer lugar, el perro se tiene que acostumbrar al sabor de la pasta de dientes por lo que hay que ponerle un poca en la boca o bien que lama en la mano. A continuación, se debe introducir el cepillo de dientes con el dentífrico y comenzar a cepillar los colmillos con movimientos verticales y con el cepillo colocado en ángulo hacia la línea de las encías para llevarlo hacia el extremo del diente.
Finalmente, hay que seguir con el resto de los dientes, comenzando con los caninos en los que igualmente hay que hacer movimientos verticales para ir avanzando hacia los dientes posteriores. No hay que olvidarse de cepillar los dos lados de la boca.
Otros métodos
La salud bucal del perro también puede complementarse con otros cuidados. Por ejemplo, uno de los mejores y más placenteros para el perro es darle periódicamente alimentos crujientes porque ayudan a su limpieza, al igual que masticar huesos sintéticos y juguetes que ayudan a que fortalezca las encías y los dientes.
Ayuda profesional
Aunque los dientes se cuiden en casa, siempre es importante que un veterinario los examine de vez en cuando. Lo ideal es que esta revisión se haga una vez cada seis meses o un año, según sus necesidades.
No obstante, siempre hay señales de alerta que hacen que haya que llevarlo a la consulta Por ejemplo, si tiene mal aliento, no puede masticar bien, tiene demasiada saliva y se observan las encías enrojecidas y los dientes desalineados o bien faltan o están rotos. También son señales de alerta los sangrados, la aparición de bultos y el sarro a lo largo del borde de la encía.