La limpieza de las orejas en los perros es clave porque es una parte de su cuerpo que se ensucia con mucha frecuencia y esto puede llevar a producirle infecciones. Unos motivos por los que es importante realizar este proceso con frecuencia y, además, realizarlo bien para que no se acumule la suciedad que, en muchas ocasiones, no es fácilmente visible. ¿Cómo se hace?
Importancia de la higiene
La higiene de las orejas del perro es especialmente importante porque la suciedad que se acumula en esta zona de la mascota suele ser fuente de infecciones y de otitis, siendo además motivos muy habituales de consulta en las clínicas veterinarias.
Esta suciedad no solo se produce por la falta de higiene en la mascota, sino que también procede de la actividad que realiza, por ejemplo, al jugar sobre el césped o en el jardín, entre otras zonas en las que es fácil que les entre polvo, restos de hierba… Incluso puede llegar a picarles algún insecto o alojarse en sus orejas.
Cómo hacer la limpieza
La limpieza de la mascota tiene que hacerse con mucho cuidado porque, en general, a los perros no les gusta que les toquen en esa zona. Además, según la raza, el acceso puede que no sea fácil.
De esta manera, lo primero que se tiene que tener es una buena dosis de paciencia y también cuidado para no hacer daño al perro y hacer el proceso con suavidad, pero con eficiencia.
Cuando ya se ha accedido al oído de la mascota, para su limpieza, se puede pasar un algodón o gasa tras haber aplicado previamente a través de un masaje algún desinfectante o bien jabones aptos para las mascotas y para higienizar estas zonas. Ante la duda, siempre es conveniente consultar el producto más idóneo.
Con este algodón, se puede limpiar bien toda la zona, recomendándose realizar este proceso dos veces a la semana –como mínimo una vez cada siete días-, para acabar con la suciedad y evitar que se acumule. De todos modos, la periodicidad dependerá de la raza de perro porque hay algunas que pueden precisar una mayor higiene.
Durante la limpieza, es importante quitar la cera y cualquier otra suciedad que se encuentre, incluyendo el pelo que nazca o acumulado en su interior.
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