En torno a las mascotas y, en concreto sobre los perros, siempre ha habido falsos mitos, que van pasando de generación en generación y que aún hoy en día, aunque parezca mentira y se creen desterrados, siguen todavía vigentes. Aquí vamos a hablar de cuatro grandes mitos en relación a los perros que no son ciertos.
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Cómo ven los perros
¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que ven los perros? ¡Pues hoy vas a conocer la respuesta! Como habías imaginado, los canes tienen una visión distinta a los humanos, más especializada y adaptada a la escasa luminosidad. Sin embargo, tienen menos agudeza visual y perciben menos colores que nosotros. Aunque eso sí, no ven en blanco y negro, como muchos creen.
En definitiva, la visión del animal está adaptada al entorno y las necesidades de supervivencia de su especie, unos auténticos depredadores, especializados en la captura de presas.
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¿Cómo ven los gatos?
Es una pregunta que seguramente se han formulado muchos dueños de gatos. ¿Ven ellos el mundo igual que nosotros, con los mismos colores, o ve sólo en blanco y negro?
Sabemos que ellos son capaces de hacer algo que a nosotros nos es imposible, que es ver en la oscuridad, pero no sabemos cómo ve nuestro gato el resto del tiempo. La respuesta es que sí pueden ver en colores, aunque la cantidad de colores que pueden ver es mucho más limitada que la nuestra. Por el contrario, su agudeza visual supera con creces la del ojo humano, por lo que pueden distinguir formas y objetos a mucha más distancia que nosotros.
Los colores que pueden ver los gatos dependen mucho de la luz ambiental. Por la noche, aunque pueden ver en la oscuridad, su visión está limitada al blanco y negro. La razón de esto es que su visión nocturna se debe a una serie de células que poseen en la parte posterior de los ojos denominada tapetum lucidum que refleja la poca luz que hay por las noches hacia las células de la retina, como si fuera un espejo, pero sin pasar por los receptores del color.
Esos receptores del color funcionan de día, aunque el gato a diferencia de nosotros, sólo tiene receptores del color sensibles al verde y al azul, pero no al rojo (nosotros sí podemos ver estos tres colores). Estos receptores no están muy desarrollados porque realmente no son necesarios para la subsistencia del gato, por lo que el verde, el amarillo y el blanco a sus ojos son colores muy parecidos, mientras que el rojo lo perciben en un tono parecido al gris oscuro.