La mala relación existente entre gatos y ratones ha sido un tema muy recurrente en el mundo de la ficción. Célebres son personajes como Tom y Jerry, por ejemplo. Sin embargo, el miedo del gato al ratón va más allá de las pantallas y tiene una explicación muy científica.
Al parecer, los ratones han aprendido a reconocer el olor de unas proteínas que los felinos tienen en la saliva y, cuando las detectan, sienten pánico y huyen para no caer bajo las zarpas del animal. SEGUIR LEYENDO «Por qué los ratones le tienen miedo a los gatos»
Algunos perros adoran el agua, y para ellos no hay mayor placer que poder dares un chapuzón en cualquier río, lago o incluso el mar, corriendo por la orilla o bien lanzándose al agua sin ningún miedo para recuperar el palo o el objeto que su amo les ha lanzado.
Otros, por contrario, no sólo no disfrutan del agua, sino que se ponen casi histéricos cuando su amo intenta acercarles a la orilla del mar o del río. En ocasiones, este miedo es tan grande que hasta el baño se convierte en un problema. Si a tu perro le ocurre esto, deberás saber que existen unas pautas para lograr que el animal pierda el miedo al agua y disfrute enormemente de ella. SEGUIR LEYENDO «Cómo lograr que nuestro perro pierda el miedo al agua»
La primera vez que llevemos a nuestro perro al veterinario irá sin miedo, pero después de dos o tres veces suele suceder que las visitas al veterinario se conviertan casi en una pesadilla para muchos propietarios.
Una vez que el perro se ha dado cuenta de dónde vamos, lo habitual es que comience a tirar fuertemente de la correa en dirección contraria o se quede clavado en el suelo o en la puerta del establecimiento, o bien se ponga muy nervioso y sea casi imposible hacernos con él, lo cual se complica si nuestro perro pertenece a una raza de gran tamaño.
Sin embargo, esto no es inevitable, y siguiendo unas sencillas pautas, podemos lograr que la visita al veterinario deje de ser un mal trago tanto para nosotros como para nuestra mascota. SEGUIR LEYENDO «Cómo evitar el miedo al veterinario»
Todos hemos escuchado que los perros pueden oler el miedo y, por ello, no debemos acercarnos o acariciar a un animal cuando estemos asustados, porque lo más probable es que nos muerdan. Pero ¿es esto realmente cierto? ¿Los perros pueden oler cuándo estamos asustados? Realmente los estudios no son concluyentes, por lo que existen diferentes versiones acerca de qué es que lo que hace que, efectivamente, los perros parezcan comportarse de forma más agresiva con las personas que les tienen miedo que con aquellas que se acercan a ellos con absoluta normalidad.
Cuando los seres humanos nos asustamos, nos ponemos nerviosos o nos asustamos, la glándula hipófisis de nuestro cerebro produce una hormona responsable de que se acelere el latido del corazón, la respiración y nuestras pupilas se dilaten, el tiempo que las glándulas suprarrenales producen adrenalina, que nos prepara para defendernos o huir. SEGUIR LEYENDO «¿Pueden los perros oler el miedo?»
Algunos perros, como les ocurre a los seres humanos, son miedosos o tímidos. Normalmente esto se deriva de experiencias pasadas, cuando ha sido maltratado física o verbalmente, o ha sido abandonado o no ha tenido suficientes experiencias de socialización cuando era un cachorro. Todo ello hace que el animal pierda la confianza en sí mismo, volviéndose un perro temeroso ante cualquier estímulo, lo que también lo vuelve un animal inestable, ya que el miedo lo puede volver agresivo.
Si tienes un perro de estas características, debes saber que, al igual que ha perdido la confianza, poco a poco puede volver a recuperarla, dejando de ser miedoso y pasando a ser un perro tranquilo. Sin embargo, este es un proceso lento que requiere paciencia y comprensión por nuestra parte. Para lograrlo se pueden seguir las siguientes pautas:
– Debes proteger el espacio personal del perro: No dejes que le atosiguen personas que no conocen. Si quieren acariciarlo, debes indicarles que lo hagan en el cuello o en el pecho en lugar de en la cabeza, sobre todo si es un perro que ha sufrido maltrato físico. De ese modo el perro se sentirá más tranquilo porque no percibirá el ademán de la caricia como una amenaza.
– Distráele cuando tenga miedo: Si notas que tu perro se encoge, mete el rabo entre las patas y que arquea la espalda, debes quitar su atención del estímulo, corriendo o jugando con él, utilizando algo que le llame la atención, como su pelota preferida o una actividad divertida de forma que convirtamos un momento de miedo en una situación divertida y logremos que poco a poco el perro asocie ambas ideas. No