En el Antiguo Egipto los gatos se consideraban animales sagrados porque se creían que en ellos se reencarnaban los espíritus de los muertos y de ese modo volvían a la tierra. Es por ello que en multitud de piezas de arte egipcio están representados casi como divinidades, hecho al que también contribuye el carácter y la mirada de estos animales.
El gato Mau Egipcia es descendiente del Gato Salvaje Africano, y su origen es muy antiguo, ya que, según la leyenda, ya Cleopatra iba siempre acompañada por un gato de esta raza. Su llegada a Europa data de la década de los cincuenta, cuando fue llevado a Italia por una princesa europea.
Se trata de un gato al que le gusta mucho jugar y tiene mucha vitalidad.
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