Cómo cepillar a tu gato


Pocos animales de compañía existen tan limpios como el gato. Cualquiera que tenga uno como mascota o en las proximidades, comprobará que dedican mucho tiempo a cuidar su pelaje, lamiéndolo para conservarlo en buen estado. Es por esto que debemos cepillarlo de forma regular, para evitar que se le formen bolas de pelo en el estómago y para que su pelaje presente un buen aspecto.

Deberemos cepillarle con energía, pero sin aplicar demasiada fuerza. Pronto el cepillado se convertirá en una experiencia placentera que nuestro amigo aceptará encantado. Si mientras lo cepillamos, el gato se queda o llora, deberemos detenernos inmediatamente y explorar el área que estábamos cepillando, ya que puede ser que tenga alguna herida o algún enredón de pelo que haga que le estemos haciendo daño.

Si nuestro gato tiene el pelo corto, usaremos un cepillo de cerdas muy suaves para no dañar su piel. Si tiene el pelo largo, comenzaremos con un peine de púas anchas para desenredar y después uno más fino para peinar.

Empezaremos cepillándole la parte de debajo del cuello, que les gusta y les relaja. Después continuaremos con la garganta y el pecho y el pecho bajo hasta llegar a las patas delanteras.

El siguiente paso es peinar la espalda, primero por un lado y luego el otro, con movimientos que sigan la espina dorsal pero sin peinar nunca las vértebras.

Para cepillar las patas, apoye a su gato en el brazo y levántelo ligeramente con su antebrazo, con lo que el animal estirará las patas traseras y podrá cepillarlo. Después cepillaremos la parte interior de las patas. A continuación el pelo que está entre los costados del gato y el abdomen, seguiremos con las patas delanteras y terminaremos con la cola hasta el final, aunque con cuidado porque es muy sensible.

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