Si tenemos un perro en casa y decidimos adquirir otro perro u otra mascota, o tenemos un hijo, lo más probable es que nuestro perro no acepte de buen grado dicho cambio. Hasta ese momento él ha sido nuestro centro de atención y nos hemos dedicado a él totalmente. Sin embargo, la llegada de quien nuestro perro considera un competidor rompe el status quo que existía hasta entonces, e, casi inevitablemente, nuestro perro sentirá celos del recién llegado, lo que puede dificultar la convivencia.
Debido a esto es posible que aparezcan comportamientos agresivos en el animal, como gruñidos, ladridos amenazadores e incluso intentos de morder al “competidor”.
Para controlar este comportamiento en ningún momento debemos castigar severamente al animal, ya que el resentimiento contra el recién llegado crecerá. Lo que debemos hacer, por el contrario, es demostrarle que no ha perdido nuestro cariño.
Debemos dejarle un tiempo para que se acostumbre al recién llegado. Durante este tiempo, es aconsejable no extremar las muestras de afecto con el bebé o con la otra mascota delante de nuestro perro o, si las tenemos, mostrarle afecto también a nuestro perro, de forma que se vea como un igual y no tenga la sensación de quedar en segundo plano o intensificarlas con el animal en estas ocasiones.
También es aconsejable dedicarle unos minutos al día en exclusiva al animal, jugar con él, acariciarlo y, si es posible, mantener los antiguos horarios de paseo u otras actividades que practicábamos con él. De ese modo, al continuar la rutina, el animal se sentirá seguro de su cariño.
En ningún momento debemos perder nuestra autoridad por sentir lástima por el animal, ya que ello le permitirá manipularnos. Debemos seguir la misma disciplina que teníamos con él antes de la llegada de quien le hace sentirse celoso.