Es indudable que los seres humanos, gracias a nuestra inteligencia, hemos conseguido evolucionar hasta límites que ni nosotros mismos hubiéramos imaginado. Sin embargo, toda nuestra inteligencia a veces se queda corta ante las capacidades que presentan los animales, que son capaces de ver en la oscuridad o incluso de detectar las descargas eléctricas procedentes del movimiento de los músculos de sus presas. Algunos animales poseen habilidades realmente sorprendentes.
Las boas poseen visión de calor, por lo que perciben el calor de su presa utilizando unos órganos que tienen sobre los ojos y la nariz, detectándolas incluso aunque sus presas se queden inmóviles o se oculten en la más profunda oscuridad.
Los ojos de los insectos y de los pájaros son capaces de percibir longitudes de onda de luz que a nosotros nos resultan invisibles, como los infrarrojos o los rayos ultravioleta.
Por ello, animales que a nosotros nos parecen de un color apagado, para ellos resultan mucho más coloridos, con unos colores que a los seres humanos nos resultan desconocidos.
El tiburón martillo puede capturar a sus presas incluso aunque se entierren en la arena, porque unos órganos situados a ambos lados de su cabeza les permiten percibir las señales eléctricas que emiten los músculos en tensión de los animales ocultos.
Todos hemos oído a los elefantes barritar para comunicarse unos con otros cuando se encuentra cerca, pero también son capaces de hablar entre sí cuando se encuentran a kilómetros de distancia, y lo hacen utilizando unos sonidos de baja frecuencia que emiten con la parte superior de la trompa y que no resultan audibles para el hombre. Gracias a estos sonidos, los elefantes pueden localizarse unos a otros en las extensas llanuras o alertarse con mucha anticipación cunado un peligro se aproxima.