Pocas razas existen tan características como los West Highland White Terrier o, como se los conoce popularmente, los Westies. Su color blanco brillante, su carácter amigable y su energía inagotable los convierte en uno de los mejores compañeros, especialmente si vivimos en la ciudad, en un piso pequeño, espacio al que se adapta muy bien.
Suelen pesar entre 5 y 11 kg y no suelen sobrepasar los 28 centímetros de altura. Su trufa o nariz es negra y sus ojos marrón oscuro. Su pelaje es blanco, como hemos dicho, y está formado por una densa capa interna de pelo y una externa y áspera al tacto que suele tener unos cinco centímetros de largo.
Tienen un temperamento tranquilo, por lo que son una compañía ideal para los niños, con los que demuestran una gran paciencia y no suelen tener problemas en compartir su espacio con otras mascotas. Aunque sea de pqueño tamaño, es un excelente perro de guardia, ya que ladra con fuerza en cuanto oye ruidos extraños o a personas desconocidas acercarse.
Es capaz de aprender trucos con facilidad aunque, como ocurre con todos los terriers, es bastante testarudo, por lo que será necesario armarse de paciencia para irle enseñando. También es muy importante que seamos nosotros el líder de la manada y no él, ya que esto puede derivar en problemas como mordisquear los muebles u otros objetos de la casa.
Debemos limpiarles con regularidad el hocico para evitar la acumulación de legañas y no olvidarnos de cepillarlos de forma regular, para mantener su pelaje en buenas condiciones.
Aunque sea un perro pequeño, necesita hacer ejercicio todos los días, lo cual, además de mantenerle en forma, le ayudará a estar más tranquilo en casa