El pastor blanco suizo


Tanto por su apariencia como por su historia, el Pastor Blanco Suizo está muy ligado al Pastor Alemán. Y esto es así porque a principios del siglo XX comenzó la selección del Pastor Alemán, buscando siempre los cachorros que cumplieran los estándares de la raza. Durante este proceso de selección nacieron cachorros blancos en las camadas, que fueron prontamente rechazados por la idea de la “pureza de raza” ligada al nacional socialismo. Hasta tal punto cala esta idea que en 1968 los perros de color blanco son retirados de las competiciones caninas tanto en Alemania como a nivel europeo.

Pero afortunadamente esto no ocurrió en todos los países, y en Canadá o Estados Unidos sí se aceptaban los cachorros de color blanco, de donde vienen los antecesores de esta raza que hoy ha culminado en un perro de gran belleza e inteligencia.

Físicamente es un perro robusto, aunque su silueta es elegante. Su pelaje es corto, si exceptuamos el de las orejas y la cara y siempre de color blanco.

Como todos los perros pastores, el Blanco Suizo se caracteriza por su vitalidad, fidelidad, inteligencia y docilidad. Si desarrolla labores de trabajo, aprende rápidamente las instrucciones que se le dan y es bastante fácil de adiestrar. Y si lo tenemos como perro de compañía, es una raza ideal en el caso de los niños, ya que los adora y es muy paciente con ellos.

Su condición de perro pastor hace también que sea un gran amante del ejercicio, por lo que deberá salir todos los días a dar un buen paseo y a hacer ejercicio. Disfruta mucho con cualquier tipo de actividad, pero le encanta corretear junto a su amo mientras este pasea en bicicleta o hace jogging.

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