Cuando leemos los anuncios en los que los criadores de perros nos ofertan sus cachorros, normalmente la palabra pedigree aparece por doquier y aunque estamos muy familiarizados con ella, son pocos quienes realmente saben de qué se trata o qué cualidades confieren al animal que lo posee.
El pedigree se puede definir como el documento que recoge quienes han sido los padres, abuelos y los bisabuelos del cachorro, su raza, nombre, color, lugar y fecha de nacimiento, nombre del criador, nombre del propietario y si ha ganado algún premio.
En España, el órgano que regula el origen de los perros es la Real Sociedad Canina de España (RSCE), que es la única oficial en nuestro país y la que realmente está reconocida en el resto de Europa.
La actividad de la RSCE así como del resto de sociedades caninas europeas está regulada por la Federación Cinológica Internacional (FCI). Es este organismo quien se encarga de determinar las características de cada raza de perro, organizar exposiciones caninas y determinar los criterios que otorgan la victoria en los distintos campeonatos caninos que se organizan en Europa.
Es aquí donde entra en juego el pedigree del animal, ya que para que un perro pueda inscribirse en una exposición reconocida tanto a nivel nacional como internacional ha de poseer un Pedigree o un Reconocimiento de Raza Canina (RRC).
Cuando adquirimos un cachorro de pura raza para obtener el pedigree es necesario que el criador haya notificado el nacimiento de la camada y la haya inscrito debidamente en la RSCE. Después, cuando el propietario quiere solicitar el pedigree, debe gestionar dicho documento en la sede de este organismo abonando la tasa correspondiente. Una vez realizado este trámite y cuando la RSCE otorgue el pedigree, el perro ya podrá participar en exposiciones y concursos.