La fiebre no es exclusiva de las personas. También los perros pueden tenerla, aunque difiere en algunos aspectos de la de los seres humanos. Uno de ellos es el nivel de temperatura que se considera un estado febril en el can. En general, la temperatura de un perro está entre los 38 y 39 grados centígrados, pudiendo considerarse fiebre cuando el termómetro marca por encima de esos 39 grados. Son situaciones en la que el can requiere de atención y cuidados. Aquí vamos a dar unos primeros auxilios pero, como siempre, no hay que olvidarse de consultar con el veterinario. Se debe tener en cuenta que la fiebre es señal de algunas enfermedades e infecciones por lo que el can puede precisar tomar alguna medicación.
Consejos
Para tratar de bajar la temperatura en el perro, un buen consejo es pasar un paño humedecido en agua tibia por la zona de sus orejas y patas, así como por la parte del pecho y del abdomen.
También da buen resultado bañar al perro con agua tibia, dándole con agua en esas zonas del cuerpo para ayudar a que baje su temperatura corporal. Muy importante es que tras el baño –o si se ha pasado el paño húmedo y el pelo del perro está muy mojado-, secarlo bien para que no se resfríe. Para ello, una buena toalla o el secador de pelo son de gran utilidad.
Además de refrescar a la mascota, otro buen consejo cuando tiene fiebre es mantenerla bien hidratada para evitar un episodio de deshidratación por el estado febril. Es fundamental que el bebedero tenga agua fresca. Aunque no tenga ganas, se le debe animar a beber.
No obstante, si se niega a beber agua o se percibe que se encuentra en estado de deshidratación, se debe llevar rápidamente al veterinario para que lo traten y evitar que este cuadro derive en una enfermedad más grave.
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