El moquillo canino es una enfermedad frecuente en los perros tanto cuando son cachorros como cuando tienen una edad avanzada. Es una patología que se puede llegar a confundir con un resfriado común en la mascota, pero que podría llegar a tener consecuencias nefastas, desencadenando la muerte del can al afectar a varios órganos. Como siempre que se habla de enfermedades, la mejor arma es la prevención. Pero, ¿realmente puede prevenirse el moquillo canino? ¿Qué se puede hacer?
La enfermedad
El moquillo canino, también llamado distemper o enfermedad de Carré, es una enfermedad infectocontagiosa viral que, a pesar de que afecta a los perros, se puede trasladar a otros animales como lobos o chacales.
El contagio es rápido y mucho más fácil de lo que parece. De hecho, son suficientes las partículas que quedan en el aire del ambiente en el que un animal con esta patología ha estado.
Además, su transmisión igualmente es posible a través de fluidos corporales como la orina o la baba. Así es fácil que, si un perro bebe o come del cuenco o la comida de un can con moquillo, llegue a contagiarse.
Prevención
Pese a este rápido y fácil contagio, el moquillo es una enfermedad que puede prevenirse. Eso sí, la prevención pasa por vacunar al perro. Realmente, es lo más efectivo porque, aunque se evite que el can se contagie por beber o comer en el mismo sitio que un perro con la patología o por la vía de la orina, nada puede hacerse si el contagio es por el aire.
No obstante, también es conveniente saber que la vacuna no tiene una efectividad del 100%. Esto hace que, en ocasiones, un perro vacunado contraiga esta patología. De ahí, que sea importante evitar el contacto con canes con moquillo.
La primera vacuna siempre tiene que ponerse cuando el can tiene una edad comprendida entre las seis y ocho semanas de vida. A partir de ese momento, lo que se hace es inyectar cada año un fuerzo. Hasta que cumpla ese tiempo, el cachorro debe estar lo más aislado que sea posible.
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