Consejos para que el gato disfrute del cepillado de su pelo

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Ya sabemos que los gatos prefieren asearse por sí solos y que no les gusta nada que los bañen ni que se les ayude en sus tareas de higiene. Sin embargo, en ocasiones, no queda más remedio que tomar parte, por ejemplo, para cepillar su pelo. Un gesto que es, sobre todo, fundamental en el caso de los que tienen el pelo largo. Pero, ¿cómo se puede convertir esta experiencia en placentera? ¿Qué consejos son útiles para conseguir este objetivo?

Frecuencia

Lo primero que hay que tener claro es qué necesidades de cepillado tiene el gato en función de su raza y de su pelo. Esto es importante para determinar la frecuencia del cepillado para retirar el pelaje muerto o caído y evitar que se hagan bolas de pelo, que dañen la salud del minino.

En general, a modo de pauta, se puede decir que los gatos de pelo corto no precisan de tanto cepillado como los que lo tienen largo en los que, evidentemente, las bolas de pelo adquieren mayores dimensiones.

Consejos

Y, ¿qué puede hacerse para evitar acabar siempre en el veterinario para que lo cepille o en un centro para que le corten el pelo? La respuesta es sencilla: hay que tener paciencia y convertir esa experiencia del gato en una actividad que sea placentera y agradable para él, de manera que no le genere ningún rechazo cuando haya que cepillarle.

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Un buen consejo es empezar poco a poco para que el gato vea que no es algo que le daña y que, incluso, le proporciona cierto placer. Para ello, se puede ir cepillando de forma muy suave, como si se estuviera acariciando al gato.

Es importante respetar el deseo del minino, sobre todo, al principio. De esta forma, si vemos que no le apetece o que no quiere en ese momento, se debe aceptar su decisión. Esto no implica que haya que desistir en el intento, sino que hay que seguir probando hasta encontrar la ocasión perfecta en la que el cepillado no le genere tanto rechazo.

Además, es importante que el gato siempre esté tranquilo para lo que es clave la relación que se puede tener con él. Por ejemplo, si busca nuestro regazo o estar sobre nuestras piernas, es un buen momento para acariciarle y, poco a poco, ir cepillándole el pelo.

En este proceso es fundamental a su vez la elección del cepillo. Al principio, es mejor optar por los que son más suaves y también más flexibles, aunque retiren menos pelo, frente a aquellos que son más rígidos y que están pensados para los enredos. Si se comienza intentando quitarlos y se tira de su pelo, nunca lo llegará a ver como una experiencia placentera.

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