Cuando se tiene una mascota, como puede ser un perro, desde hace poco tiempo, muchas veces es difícil saber cuándo está enfermo y que no se encuentra bien. Sin embargo, hay cinco señales inequívocas que no fallan y a las que hay que prestar atención por su bienestar.
Señales físicas
El aspecto físico del perro ya puede dar los primeros indicios de que está enfermo. Es especialmente importante fijarse siempre en su exterior para comprobar que no tenga bultos, llagas… o cualquier otra herida, que le pueda generar enfermedad.
También la boca debe ser objeto de atención, sobre todo, cuando se observa que tiene problemas para masticar o bien que sus encías no tienen un color normal, entre otros factores.
Hábitos
Los cambios en la conducta del perro igualmente deben alertarnos. Entre las señales más preocupantes es que la mascota no quiera comer o esté comiendo menos de lo habitual, mostrando apatía ante la comida e, incluso, ante sus productos favoritos. También se debe estar alerta de si bebe agua mucho más de lo habitual o casi no la toma, puesto que son indicios de que está enfermo.
Las evacuaciones son otro de los aspectos en los que hay que fijarse. Por ejemplo, unas heces fuera de lo habitual con sangre o con diarreas pueden indicar enfermedad, al igual que los vómitos, sobre todo cuando persisten más allá de dos días.
Y, por supuesto, hay que preocuparse si el perro no quiere jugar no quiere salir a la calle, caminar… es decir, está muy apático o se pasa la mayor parte del tiempo durmiendo. Son señales inequívocas de que algo le sucede.
Además de estos cinco síntomas, sobre todo cuando se detectan, se puede corroborar la enfermedad y la necesidad de acudir al veterinario si tiene fiebre. Y es que los perros, en este sentido, son como las personas: ante cualquier problema de salud, la temperatura sube.