¿Por qué los gatos odian el agua?


Si convivimos con un gato o tenemos la oportunidad de observar alguno, notaremos que, de forma habitual, evita todo contacto con el agua. Es más, si por casualidad una de sus patas toca agua de un charco o de un recipiente, notaremos como el animal da casi una sacudida eléctrica con la pata, para evitar el contacto. Y los dueños de los gatos saben la lucha que puede suponer el tener que bañar a uno de estos felinos domésticos. Pero ¿por qué los gatos odian el agua?

En primer lugar diremos que es algo común a la mayoría de los felinos, no sólo de nuestros gatos domésticos. También los grandes la evitan. De todos ellos, es el tigre el único de la familia de los felinos que parece disfrutar dándose un buen chapuzón, especialmente cuando el calor aprieta.

Sin embargo, estudios posteriores han demostrado que los gatos no tienen realmente odio al agua, sino a que su piel se moje. Cuando el pelaje del gato se moja, absorbe el agua y la retiene en las profundidades del pelo, lo que hace que el animal pierda su protección natural contra el frío. Esto pondría en peligro su supervivencia porque no podrán mantener su calor corporal, especialmente por la noche, cuando los gatos, de hábitos nocturnos, saldrían a cazar. Esto ha quedado grabado en su instinto y, por ello, los gatos evitan a toda costa mojarse, incluso cuando viven tranquilamente en el calor de nuestro hogar o en climas cálidos.

Existe otra teoría que defiende que el odio al agua se debe a que, durante el proceso de domesticación, los humanos utilizaban el agua como medio de castigo al animal, echándosela en leso ojos y las orejas. Al ser identificado como algo negativo, los descendientes de los primeros gatos domésticos la evitan a toda costa.

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