No siempre quienes desean tener en casa una mascota, especialmente un perro o un gato, pueden hacerlo. Las dimensiones de la vivienda, el hecho de que sea alquilada y el propietario no nos permita tener animales, que alguno de los miembros de la familia sea alérgico a los perros o gatos o que simplemente no dispongamos del tiempo suficiente a diario para dar todos los cuidados a nuestra mascota, puede llevarnos a tener que renunciar a su compañía en casa.
Sin embargo, esto no significa que debamos renunciar al contacto con nuestra mascota preferida, ya que podemos inscribirnos como voluntarios en una protectora de animales, lo que, además de permitirnos disfrutar de ellos, nos permitirá realizar una labor altruista y cada vez más necesaria, debido al incremento del número de abandonos de animales domésticos que se producen en la actualidad.
El primer paso es seleccionar la protectora con la que queremos colaborar. Una vez hecho esto, contactaremos con ella y nos ofreceremos como voluntarios, entrando así en el proceso que utiliza cada protectora para seleccionar a los voluntarios que trabajan con ella. Este contacto lo podemos hacer en persona, yendo a la protectora, por correo electrónico o por teléfono.
Si somos seleccionados, tendremos que realizar un periodo de formación en el cual nos enseñarán a cumplir las funciones que desempeñaremos en la misma. Esto no es obligatorio en todas las asociaciones, aunque sí suelen hacerlo especialmente para enseñarnos a tratar con cachorros o animales enfermos, que pueden requerir una atención más personalizada.
Finalmente, es importante que mantengas tu nivel de compromiso, ya que una vez que te ofreces como voluntario, tanto los responsables de la protectora como los animales que habitan en ella cuentan con que les dediques unas horas a la semana que te brindarán mucha más satisfacción de la que puedas imaginar.