Las claves de la demencia senil en los gatos

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La demencia senil no solo afecta a las personas. También pueden padecerla las mascotas. Y los gatos no son ninguna excepción. Es una patología que aparece conforme va envejeciendo el animal de compañía, mermando su capacidad y habilidad mental, además de afectar de forma generalizada a su cuerpo. Un motivo importante por el que es clave prestar atención para detectar sus síntomas a tiempo y tratar de mejorar la calidad de vida del minino.

Síntomas

La demencia senil se nota en el gato principalmente por los cambios en su comportamiento. Por ejemplo, se percibe que el minino deja de estar solo y busca compañía, además de evitar dar saltos altos, sobre todo, desde sitios en altura. De hecho, empezará a tener una vida mucho más tranquila.

Otros hábitos que pueden ser señal de alerta son que orine fuera del arenero y el menor tiempo que dedica a su higiene o bien deja de prestársela. También se observa que duerme más, está como desorientado y los maullidos son mucho más habituales y frecuentes, sobre todo, por las noches.

Qué hacer

Ante cualquiera de estos síntomas o de la sospecha de que el gato puede tener demencia senil, lo mejor es acudir al veterinario para ver si se puede prescribir algún tratamiento que, por lo menos, ayude a minimizar las consecuencias de la demencia senil o bien a retardar su avance.

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Además, es fundamental seguir una serie de consejos. Uno de los más importantes es encargarse de la higiene del gato para evitar enfermedades y también que haga más bolas de pelo.

También será conveniente vigilar que sigue comiendo y que ingiere la cantidad adecuada porque, a veces, van dejando de comer. Es interesante que la comida sea equilibrada y rica en antioxidantes porque esto ayuda a hacer frente al envejecimiento.

Y, por supuesto, será preciso no hacer cambios significativos de muebles en la zona habitual del gato porque no se acordará, pero sí será necesario evitar que haya zonas elevadas para facilitar su movilidad y acceso a las diferentes áreas de la casa.

Y, para mantener al gato un poco más activo, lo mejor es dedicarle más tiempo y jugar con él con actividades que pueda realizar sin grandes dificultades.

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