Tradicionalmente los hámsters han sido considerados una mascota excelente para los niños, ¿siempre lo son? Depende, enumeraremos algunas consideraciones importantes.
A favor de los hámsters como mascotas para los niños, podemos decir que son sencillos de cuidar, apenas hay que ocuparse de mantener limpia su jaula y porveerlos regularmente de agua y comida. Como primera responsabilidad para que un aprendar a ocuparse de un animal, es sencillo, y si bien requirarán la conveniente supervisión de un adulto, puede ser una mascota de la que los niños cuiden pos sí mismos, con la evidente sastisfacción que ello supone. Son animales sanos, que no pueden transmitir enfermedades a los niños por mucho que estos los manipulen y que comparten bien el espacio con niños y adultos.
En contra de la elección de un hámster está su corto período de vida. Dependiendo de la raza, un hámster llega a vivir entre 2 y 3 años, y a los niños, especialmente a los menos de 8 o 9 años, les resulta todavía difícil enfrentarse a la muerte, lo que hace pensar que para los niños muy pequeños sería preferible una mascota más longeva.
Otra peculiaridad de los hámsters que podría contraindicarlos para los niños es que son unos animales que, aunque disfrutan de la presencia humana, con frecuencia se muestran muy independientes -especialmente las razas enanas de rusos o roborowski– necesitan «su espacio» y no quieren ser molestados: Pasan gran parte del día durmiento y no siempre van a tener ganas de jugar cuando el niño quiera. Un hámster molesto puede morder, y si bien la mordedura no va a ser grave, si puede generar una incómoda desconfianza en el niño.
Antes de elegir un hámster para un niño, tendremos que tener claro que el pequeño vaya a entender el ciclo de vida del mismo, así como a respetar que su pequeño compañero es un ser vivo y no un juguete, y que su caracter puede no tenerlo de humor para jugara a todas horas. Si finalmente nos decidimos por un hámster, será mejor, por su carácter y tamaño, optar en principio por uno dorado.