Casi todos los perros se asustan de los ruidos fuertes, como los provocados por los truenos en una tormenta o por los fuegos artificiales, pero no son los únicos ruidos que pueden hacer que nuestro perro corra a refugiarse temblando bajo la cama, ya que a veces sonidos tan cotidianos como el timbre de una puerta o la aspiradora también pueden ocasionar que nuestro perro se asuste y se descontrole.
Cuando esto ocurre, además de esconderse, puede que el animal desarrolle otras conductas, como masticar todo lo que encuentra a su alcance, orinar o defecar en cualquier lugar de la casa, ladrar como un loco o correr sin parar por la casa, comportamientos que pueden llevar a dificultar en gran medida la convivencia con el animal. Para evitar esto, podemos ayudar al animal a superar su miedo y a que pueda soportar estos ruidos de forma más tranquila.
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