El gato Chartreux


El Chartreaux es uno de los gatos más antiguos de los que tengamos constancia, ya que se sabe que su primera aparición data de la Edad Media, de la época de las Cruzadas. El Chartreux apareció en la frontera entre Turquía e Irán y fue llevado a Francia. Su nombre es la palabra francesa para «cartujo«, pues se dice que esta orden de monjes usaba a estos gatos para que cazaran ratas en sus monasterios.

De cuerpo grande, robusto y macizo, patas cortas y musculosas, el Chatreux tiene una cabeza y una nariz anchas, ojos redondeados de color anaranjado o dorado y orejas pequeñas para su tamaño corporal. Es fácil distinguir a los machos de las hembras, pues ellos son mucho más grandes y pesados que ellas.

El pelaje del Chartreux es espectacular, tupido, denso y muy lustroso, de color azul grisáceo. Guarda un gran parecido con el gato azul ruso, por lo que se cree que pueden tener un remoto origen común.

Se dice del Chartreux que tomó voto de silencio en su histórica convivencia con los monjes cartujos, y es que este gato se caracteriza por su carácter tranquilo y silencioso, casi nunca maúlla. Reservado con los extraños pero, como casi todos los gatos, muy fiel con su dueño. Excepcionalmente limpios, los machos Chartreux no suelen ni siquiera marcar por la casa.

Dada su fortaleza y su pasado como cazador de ratas, el Chartreux disfruta haciendo ejercicio y es juguetón, aunque lo que más le gusta es dormir. Como es un gato grande, come mucho y también tiene cierta tendencia a la obesidad, así que hay que vigilar su alimentación.