Cavar y escarbar en la tierra es una conducta natural en los perros. Si acumulan varios huesos, lo normal es que los entierren para reservarlos para la próxima ocasión en la que se sientan hambrientos, y entonces caven en el lugar donde los dejaron para recuperarlos. Si esta conducta se da sólo de vez en cuando, no representa mucho problema, pero si nuestro perro cava en el jardín de forma compulsiva, deberemos corregir dicha conducta.
Y no sólo porque, en su afán de cavar, nuestro perro deje nuestro jardín como si se hubiera celebrado en él una guerra mundial. Aparte del problema estético, que también es importante, sobre todo si invertimos tiempo y dinero arreglando el jardín, el hecho de que lo llene de agujeros puede representar un peligro para nosotros si nos caemos o nos tropezamos con uno de ellos, y un peligro para el animal, ya que se han dado casos de perros que se han electrocutado al tropezar con un cable de alta tensión mientras escarbaban.
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