La diferencia de carácter entre machos y hembras no son tan grandes como suele creerse, pero, en términos generales, los machos –hayan sido castrados o no- sueñen tener un carácter ligeramente más tranquilo que las hembras. En cuanto al aspecto, en la mayor parte de las razas, la diferencia sí es bastante apreciable a simple vista: los machos son más grandes y robustos, y tienen la cabeza más ancha, lo que les confiere un aspecto más imponente.
Si no se tiene la intención de que el gato críe, la elección entre un macho y una hembra es un asunto de preferencias personales; si no se quiere descartar la posibilidad de criar, habrá que elegir una hembra. Debido a sus instintos naturales, es imposible tener encerrados a los gatos, y tener uno o más machos como reproductores correteando por el exterior supone toda una serie de posibles problemas que no deben subestimarse.
Si se tiene la intención de que nuestra mascota críe, hay que tener en cuenta que hay una larga lista de motivos por los que realmente no es una buena idea para un principiante empezar a criar partiendo de un macho. Con una buena gata se puede conseguir una colección de “pretendientes” apropiados y podremos elegir al gato macho.
Si no se tiene la ambición de criar, lo mejor será esterilizar a nuestro felino, sea macho o hembra. Los machos castrados no marcan su territorio por casa y es menso probable que se vayan a vagabundear fuera de casa; las hembras no esterilizadas (especialmente las que pertenecen a razas orientales) entran en celo prácticamente sin avisar y en ese momento aprovechan cualquier momento de descuido para escapar. El celo de las gatas se puede inhibir químicamente de forma temporal o quirúrgicamente de manera irreversible.
La esterilización quirúrgica de las gatas no posee efectos secundarios y con ella se evitan un alto porcentaje de problemas derivados de las alteraciones hormonales (quistes ováricos, tumores en ovarios y útero, infecciones uterinas…). Debemos tener en cuenta que no se deben esterilizar a gatas de menos de tres meses, hayan tenido el primer celo o no, y tampoco es aconsejable la cirugía si la gata padece algún problema metabólico que impida su anestesia general.
Adopté una gatita . La llevé a la veterinaria y supimos que pesaba 500 gramos. Que aparenta de dos meses. Estoy feliz. Nunca tuve una gata. Duerme conmigo. Si estoy boca arriba, se sube en mi panza, si me doy vuelta, donde sea se sube a mi cuerpo. Me persigue todo el tiempo , hasta cuando voy al baño. Aparentemente, ha sido carroñera, desde que la dejaron tirada en el campo. Por lo cual, no come el alimento que me indicó la veterinaria. Está como anoréxica. No come.