Pocos peces tienen un nombre tan adecuado como el Miracielos o Pez Celestial, denominado así porque sus ojos, en lugar de mirar a los lados como en la mayoría de los peces, miran al cielo, de ahí su nombre. Se trata de un pez de agua fría y dulce, originario de Corea y China donde, junto con Japón, se ha convertido en una especie muy popular.
Se trata de una variedad de Goldfish cuya característica principal, además de la orientación de sus ojos, es que carece de aleta dorsal, a diferencia de lo que es común en la mayoría de los Goldfish. Su mirada elevada hacia el cielo hace que tengan una visión lateral y frontal y hacia abajo muy pobre, lo que los obliga a ladearse cuando quieren fijar su atención en algo que no ocurra encima de ellos.
El tamaño medio de los Miracielos varía entre los diez y los quince centímetros, sin contar la cola, y no hay grandes diferencias de tamaño entre el macho y la hembra. Son peces que se desplazan nadando lentamente por el acuario aunque se trata de un pez muy activo y fácil de distinguir por sus brillantes colores cuando son cuidados adecuadamente.
Podemos encontrarlos en varios colores, como rojo, naranja, amarillo, negro, marrón, cálico, o blanco, aunque estas dos últimas variedades son muy difíciles de encontrar.
Cuando los alimentemos, es aconsejable echarles la comida cuando estén cerca de la superficie para que puedan verla y comérsela ya que, de lo contrario, pueden morir de hambre. Esta limitación de la visión hace que debamos evitar que comparta el acuario con otros peces más rápidos, contra los que le sería imposible competir para conseguir la comida y en ese caso es fácil que sufran malnutrición y acaben muriendo.