En más de una ocasión, hemos hablado de cómo se debe limpiar un acuario para que los peces mantengan un hábitat adecuado y saludable. Una limpieza que también pasa por todos los elementos que hay en su interior como la grava, objetos decorativos… que igualmente son clave para que en la pecera no haya problemas de infecciones o de bacterias u otros microorganismos por la acumulación de excrementos de los peces o el cúmulo de restos de alimentos. Las opciones para limpiar el acuario son varias, ya que sobre todo depende de si se dispone o no un sifón de grava. En este caso, nos vamos a centrar en cómo se debe hacer el proceso de limpieza con este sifón, dado que es especialmente importante saber utilizarlo correctamente.
La limpieza
Antes de comenzar la limpieza, es importante dar una serie de pasos previos. El primero de ellos es tener un balde limpio, que es clave que solo se emplee para la pecera porque es ahí donde va a caer toda la suciedad.
Este balde se tiene que colocar en el suelo, siempre que sea posible, para que el proceso de limpieza sea lo más sencillo. Tras este breve preparativo, toca comenzar a limpiar el acuario.
De este modo, se debe poner un extremo del sifón en el fondo del acuario, mientras que el otro se coloca en el cubo que está vacío. A continuación, el sifón comenzará a funcionar para lo que succionará el agua sucia de la pecera, que irá cayendo en el balde que se ha colocado en el suelo.
Es fundamental mover la boca del sifón de un extremo a otro para poder aspirar toda la suciedad que haya en el acuario. Y muy importante es que los movimientos sean lentos para que no se asusten los peces ni se les dé ningún golpe de manera accidental.
Tras haber aspirado la suciedad, el siguiente paso es retirar el sifón y tirar el agua sucia del balde. Solo queda ya llenar el acuario de agua sin cloro, siendo preciso revisar los ajustes de pH si se tiene peces que requieren un nivel específico.
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