La hipertensión no es una enfermedad exclusiva de las personas. El gato también puede padecerla. En estos animales de compañía, es necesario distinguir entre tres tipos. Uno de ellos es la llamada hipertensión primaria o idiomática, cuya principal característica es que no guarda relación con ninguna enfermedad o se desconoce su origen. También está la hipertensión secundaria. Esta es la más frecuente y está vinculada con alguna enfermedad o trastorno de tipo endocrino. Finalmente, el tercer tipo se corresponde con la falsa hipertensión o síndrome de bata blanca, que es aquella que suele ser una respuesta a una situación de estrés o ansiedad. Sea cual sea el tipo, ¿cómo se puede saber si un gato tiene hipertensión? Aquí contamos lo que debes tener en cuenta y las principales señales de alerta.
Los síntomas
Las señales de que un gato tiene hipertensión varían en función del tipo que tenga y, en caso de estar relacionada con una enfermedad, de la afección que se produzca. No siempre es fácil detectar esta posible patología porque, además, hay síntomas que son similares a otras, aparte de ser muy frecuentes.
No obstante, la hipertensión suele tener afecciones en unas partes del cuerpo del gato concretas como los ojos, cerebro, sistema nervioso, corazón y ojos. De este modo, es habitual que los mininos tengan problemas de visión. Entre los más frecuentes figuran la dilatación de pupilas, las aneurismas de iris, así como los desprendimientos de retina y las hemorragias en la parte posterior del ojo. El felino, incluso, puede quedarse ciego.
También es habitual que el gato pueda mostrar apatía y manifestar vómitos y, en consecuencia deshidratación, aunque estos síntomas más habituales en aquellos casos en los que la tensión alta está asociada a problemas renales. Cuando se trata de estas patologías, es normal que en la analítica aparezcan alteraciones en los parámetros relacionados con la urea o creatinina.
Otras señales de hipertensión es el aumento de la frecuencia respiratoria y cierta dificultad respiratoria y o disnea. Igualmente, se pueden producir arritmias y soplo. Esta sintomatología es más propia de hipertensiones relacionadas con el sistema circulatorio o el corazón, aunque también se observan en el caso de la hipertensión ante una situación de miedo o estrés que tiene una cierta continuidad.
Y, finalmente, hay que prestar atención a si el gato se observa que está desorientado, se muestra como deprimido y presenta ladeo de cabeza o hace giros en círculos. En este caso, puede haber una hipertensión vinculada a problemas en el sistema nervioso.
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