Cuando un gato se hace mayor, su cuerpo sufre algunos cambios. Estos cambios no son iguales en todos los animales, por ejemplo: los perros pequeños tienen diferentes cambios en el corazón mientras que en los gatos, los riñones suelen ser los primeros órganos en mostrar signos de envejecimiento. Podemos ayudar a los animales adultos a adaptarse a estos cambios de diferentes maneras: diagnóstico de los problemas iniciales, uso de medicamentos adecuados, cambios nutricionales, etc.
Sus necesidades energéticas se mantiene prácticamente igual. La obesidad es uno de los principales problemas de salud de los gatos de mediana edad, pero los gatos mayores tienden a perder parte de esa grasa. Algunos estudios han demostrado que los gatos mayores no digieren, y por lo tanto no absorben la grasa. Esto significa que los gatos mayores pueden necesitar consumir más grasa para obtener la misma cantidad de energía. Tendrás que vigilar el peso y las condiciones corporales de tu amigo para justarle su dieta.
Como en los humanos, estás mascotas pueden empezar a tener canas, especialmente los gatos negros. El pelo puede volverse más fino y opaca. Ten cuidado ya que puede ser un síntoma de enfermedad o deficiencia nutricional. Si el pelo de un gato adulto cambia de manera significativa, debe ser examinado por un veterinario. Ayúdale a prevenir las bolas de pelo para que cuando vaya a hacer sus necesidades no lo pase mal.
Aséale de forma habitual para verificar si tiene bultos, hematomas o llagas. La piel de estos ancianitos puede llegar a ser más delgada y por lo tanto puede sufrir más lesiones. Las lesiones tardan más tiempo en curarse en los gatos ancianos. La sequedad de piel puede convertirse en todo un problema. Intenta buscar algún suplemento con ayuda del veterinario.