Seguro que has oído hablar de la rabia en más de una ocasión pero, ¿sabes en qué consiste? ¿No? Pues no te preocupes, porque nosotros vamos a intentar solucionar todas tus dudas respecto a esta enfermedad grave de origen viral. Causado por un virus neurotrópico hallado a menudo en las saliva de los animales infectados, la rabia ataca al sistema nervioso y termina provocando la parálisis y muerte del animal.
Aunque el virus ataca a todos los mamíferos, actualmente el perro es el transmisor más frecuente (en las zonas rurales los principales vehículos son los murciélagos). Existen dos tipos de manifestación: la forma furiosa y la forma paralítica. ¿Quieres saber en qué consisten?
Las manifestaciones de la rabia
La primera de ellas consiste en una alteración aparentemente inexplicable en el comportamiento del animal: el perro se muestra inquieto y prácticamente no descansa, su ladrido se vuelve ronco, va acumulando gradualmente una baba en las comisuras de la boca, trata de comer cosas absurdas, camina al azar, puede llegar a ignorar el dolor causado por una herida o quemadura y es capaz de atacar animales mucho más fuertes que él. Después de uno de estos ataques, la enfermedad puede matarlo, si no el sufrimiento del animal culmina con la muerte entre el cuarto y el séptimo día.
El segundo tipo de manifestación se caracteriza porque el perro parece estar triste, aunque se muestre agitado y camine sin parar. En unos días, el perro comienza a manifestar parálisis en el maxilar inferior, manteniendo la boca constantemente abierta, despidiendo baba por las comisuras y dejando de ladrar. Más tarde, el animal comienza a tener dificultades para moverse, sobreviniendo la muerte entre 5 y 8 días de la iniciación de los síntomas.
La rabia en España
Parece ser que España es uno de los pocos países donde la rabia está erradicada, aunque todavía se presenta algún caso aislado en Ceuta y Melilla. Como sabes, existe una vacuna contra la rabia, pero las competencias en este tema están transferidas a las comunidades autónomas. Así, en todas ellas, excepto en Cataluña, Galicia y País Vasco es obligatorio. Hay que tener en cuenta que una vez que la enfermedad se manifiesta no hay tratamiento y la mortalidad es casi del 100%.