Cuando una mascota enferma, en ocasiones el tratamiento que el veterinario indica que se le debe administrar para que se cure se realiza a base de inyecciones.
Aunque la primera suele ponérsela el veterinario en la consulta, el resto se suelen poner en casa, algo que a los dueños de las mascotas les suele poner bastante nerviosos, sobre todo porque tienen miedo a hacer daño al animal al pincharle o de dañarle un nervio o alguna articulación al inyectársela.
Basta, sin embargo, con seguir una serie de pautas para poder poner una inyección a nuestra mascota sin hacerle daño y sin pasar nosotros un mal rato.
Estas pautas nos sirven para poner inyecciones intramusculares a perros, gatos y roedores, y siempre deberemos respetar la dosis y la frecuencia indicada por nuestro veterinario.
Comenzaremos desinfectando con un algodón la zona donde vayamos a pinchar al animal.
A continuación, colocamos la jeringuilla en forma horizontal, de modo que quede paralela a la columna o a las costillas y deberemos asegurarnos de que el filo de la aguja queda hacia arriba, de forma que no provoque dolor al animal cuando le pinchemos. Pellizcamos entonces la piel de nuestra mascota y la levantamos, introduciendo la jeringa con suavidad y rapidez.
Después presionamos la jeringuilla, de forma que penetre el medicamento. Sacamos entonces la jeringuilla y volvemos a desinfectar con alcohol. Es aconsejable masajear un poco la zona de forma que el medicamento se extienda y no moleste al animal.
El veterinario nos indicará cuál es la zona en la que deberemos insertar la jeringuilla, aunque lo más habitual es en la zona que se encuentra entre las escápulas (los omóplatos) hasta las últimas costillas.
Si no te sientes seguro al hacerlo y te pone muy nervioso la idea de dañar al animal, lo mejor es acudir a un veterinario para evitar cualquier problema.