Cuando tenemos un perro, es habitual que, además que educarle a que camine a nuestro ritmo, se detenga cuando se lo ordenamos o se siente cuando se lo pidamos queramos enseñarle otros trucos como “hacerse el muerto” o caminar a dos patas.
Para que el aprendizaje de estos trucos resulte divertido tanto para el animal como para nosotros y ayude a reforzar los lazos entre ambos, es necesario seguir ciertas pautas de entrenamiento, y, sobre todo, no olvidar en ningún momento que no podemos forzar al animal más allá de lo que puede lograr.
Es esencial que, en todo momento, nos mantengamos tranquilos y tengamos paciencia con nuestro perro. Los ritmos de aprendizaje son diferentes de unos a otros y, si perdemos los nervios continuamente y gritamos, lo único que lograremos es que el animal se asuste y que acabe temiendo nuestras explosiones de ira. Por ello, si no somos personas pacientes, lo mejor es no intentarlo.
Si queremos, por ejemplo, enseñarle a hacerse el muerto, lo primero que haremos será encontrar el modo de que se eche. Para ello, podemos utilizar algún juguete cerca de su hocico y, descendiéndolo hacia el suelo, repetiremos la palabra “abajo”, hasta que el animal comprenda que significa que queremos que se recueste. Una vez en el suelo, moveremos el señuelo en forma circular, acompañándolo de la palabra “gira”. Cuando gire la cabeza, el cuerpo le acompañará, de forma que quedará tumbado boca arriba. No olvides premiarle cuando logre su objetivo.
Recordemos que debemos adecuarnos al ritmo de aprendizaje del perro y ser pacientes hasta que el animal asimile cada paso que le estamos enseñando. De este modo, el animal se lo tomará como un juego, le resultará estimulante para su mente, con lo cual evitaremos que se aburra y disfrutará del juego con su amo en ese momento.