Esta raza de gatos es una de las más antiguas de Europa, ya que se cree que su origen está en el cruce entre los gatos romanos que llegaron a Britania y los gatos que vivían en la isla. De este cruce nació una raza de gatos con un pelaje doble e impermeable para protegerse del clima británico y una gran habilidad para cazar ratones, lo que hizo que fueran muy apreciados por los humanos.
El nacimiento definitivo de la raza como tal se produjo en el s.XIX cuando Harrison Weir, un criador inglés, seleccionó entre todos los gatos callejeros los que le parecieron más bonitos. Esta nueva raza fue denominada British Shorthair para diferenciarlos tanto de los gatos extranjeros como por los orientales, así como de los gatos de pelo largo, como los de Angora, muy populares en aquella época.
Esta raza se caracteriza por ser de un tamaño grande y tener un cuerpo musculoso y compacto. Sus orejas son pequeñas y redondeadas y sus ojos de color cobre o naranja. Su pelaje es denso y sedoso y puede presentarse en todos los colores uniformes, bicolores, tricolores y atigrados, aunque el más conocido es el azul, conocido como British Blue.
En cuanto a su carácter, el British es un gato mimoso y hogareño al que le encanta que le acaricien y sentirse querido. Adora a sus dueños, a los que suele seguir a todas partes por la casa y también es un buen compañero con los niños, porque es un animal muy paciente y tranquilo y sigue jugando con ellos aunque sea adulto.
Se adapta muy bien tanto a la vida en el campo como en la ciudad, y se tiene buena relación tanto con otros gatos como con los perros, por lo que es perfecto para una vivienda donde haya otras mascotas.