Este perro que hoy participa en concursos de belleza y puede pasarse horas en las peluquerías acicalando su pelaje fue en su origen un cazador de liebres y gacelas. Es originario del desierto del Sinaí y es una raza que se conoce desde la antigüedad, ya que se han encontrado referencias a ella en papiros egipcios de hace más de 5000 años.
Es un perro con un carácter bastante tranquilo, silencioso y reservado, aunque también tiene momentos en los que se comporta alegre y juguetón. Es intuitivo y tiene buena memoria, y una de sus grandes pasiones es correr a toda velocidad al aire libre, por lo que necesita mucho ejercicio. Al mismo tiempo es un perro muy sensible, por lo que es necesario socializarlo desde los seis meses, para que esa sensibilidad no lo vuelva un perro tímido e introvertido. Su relación con otros perros suele ser buena.
Lo más característico de esta raza es el pelaje largo, sedoso y fino que cubre todo el cuerpo, desde la cabeza a la punta de la cola. Puede ser de cualquier color, desde canela hasta negro y su cara alargada es quizá la parte del cuerpo que más nos recuerda que se trata de un galgo.
Es necesario, para mantener el pelaje del galgo afgano en buen estado, cepillarlo tres veces por semana y bañarlo una vez al mes. De ese modo presentará un aspecto impecable y lucirá en toda su belleza. Dadas las características del manto de pelo, puede ser necesaria la ayuda de un profesional para mantenerlo en óptimas condiciones. Es una gran compañía, y su carácter independiente hace de él un perro tranquilo que puede convivir bien en el hogar.