Cuando tenemos un cachorro, aparte de darle todos los cuidados y todo el cariño que podamos, no debemos olvidarnos de socializarlo, es decir, ponerlo en contacto con su entorno. De este modo, nuestro perro no será miedoso ni reaccionará con agresividad ante cualquier persona o cosa que se presente en su camino. Si no lo hacemos de forma conveniente, nos podemos encontrar con tener un perro que intenta imponerse a nosotros o que muerde por miedo tanto a los otros perros como a otras personas, incluso a nosotros, lo cual, a la larga, supondrá un grave problema de convivencia con el animal.
Cuando comencemos a socializarlo tenemos que estar muy pendientes de que las primeras experiencias del cachorro sean agradables. De lo contrario, si le provocan angustia o miedo, el cachorro puede crear una fobia a interaccionar con otros perros o personas fuera de casa.
Para ayudarle a socializarse con otras personas, lo ideal es invitar a amigos o a la familia a casa, de forma que el perro entre en contacto con ellos.
También es necesario que le enseñemos a convivir con el resto de mascotas que tenemos en casa o en casa de otros amigos. Debemos procurar que las otras mascotas sean tranquilas y permitan a nuestro cachorro hacerse una imagen positiva de interaccionar con otros animales.
También es aconsejable llevarle a parques o plazas de juego, es decir, sitios donde haya mucha gente. De ese modo, nuestro perro se irá acostumbrando a que puede haber extraños a su alrededor y eso no supone ninguna amenaza. Deberemos comenzar por lugares menos concurridos y finalmente llegar a los muy concurridos, para que el perro se vaya sintiendo seguro.
Siguiendo estas pautas la convivencia entre nuestro perro, otras personas y otros animales será tranquila y relajada lo que redundará tanto en nuestro bienestar como en el de nuestra mascota.