Tener un pato como mascota


Todos de niños hemos deseado comprar un patito o un pollito como los que venden en los mercadillos. Si estás buscando un animal diferente o siempre quisiste adoptar a un pato, primero ten en cuenta que va a crecer y perderá parte del encanto de cuando es una cría. En definitiva, se trata de hacer una compra responsable y no arrepentirse pasado un tiempo.

Los patos son aves acuáticas y disfrutan del contacto del agua, pero cuando son crías debemos ser cuidadosos. Son animales frágiles y el agua no debe estar demasiado fría. También hay que garantizar que después del baño podrá refugiarse en un sitio cálido, pues la naturaleza lo que haría es esconderse bajo el ala de su madre.

Otro aspecto fundamental para el pato es el nido, un refugio cálido y a salvo de las corrientes de aire. Para construirlo sirve una manta sobre la que podemos colocar un foco de luz o una bolsa de agua caliente. Cuando el pato crezca y sea adulto, hay que proporcionarle un nido mayor, que puede ser una caja de madera con paja en su interior.

Durante los primeros meses el patito querrá estar acompañado siempre. Son animales acostumbrados a estar en grupo y en la naturaleza estar solos equivale a peligro. Pronto el patito elegirá a una persona de la casa (seguramente quien más se esté ocupando de él) y le seguirá a todas partes.

La sociabilidad de los patos hace que pueda convivir bien no sólo con el hombre, sino también con otros animales de granja como gallinas, ocas o incluso con perros y gatos. Sin embargo hay que tener cuidado, si tu perro es adulto y llegas a casa con un patito, es muy probable que quiera comérselo.