Las cataratas dificultan mucho la visión debido a que la parte cristalina del ojo está dañada, algo que afecta tanto a personas como a algunos animales. En el caso de los perros, tiene consecuencias como que pierden algo de movilidad, lo que hace que incremente el riesgo de obesidad. Por suerte, hay muchas precauciones que se pueden tomar para evitarlas, y además son muy sencillas de llevar a cabo.

Al padecer cataratas, el cristalino se vuelve opaco y comienza a tener un aspecto blanquecino, algo que no provoca dolor pero sí una importante pérdida de visión, especialmente si es en un estadio avanzado. Es un problema que afecta a 5-10% de los canes, según un estudio realizado en los centros veterinarios de nuestro país hace no mucho tiempo.
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Los perros, al igual que nosotros, pueden desarrollar cataratas, que son opacidades anormales tanto del cristalino como de su cápsula. Las cataratas pueden ocasionar tanto una pequeña mancha como la opacidad total del cristalino. Normalmente afectan a los dos ojos y pueden terminar ocasionando ceguera.

Todos los perros pueden desarrollarlas, pero existen algunas razas más propensas para ello, como son Cocker Spaniel, Husky Siberiano, Bichon Frise, Fox Terrier, Golden Retriever y labrador.

Según la edad en la que aparecen las cataratas pueden ser:
– Congénitas, que se dan desde el nacimiento del perro y no suelen ser progresivas.

– Juveniles: aparecen entre los primeros meses de vida del perro y los seis años.

– Seniles: aparecen en los perros a partir de los ocho años de vida.
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