Si nos hemos decidido a tener un perro en casa, a la hora de elegir al animal que compartirá su vida con nosotros deberemos tener en cuenta aspectos como el carácter de la raza, el tamaño, si tenemos hijos o no, el tamaño de nuestra vivienda, etc.
Otro aspecto al que no podemos dejar de prestar atención es el sexo del animal, es decir, si será macho o hembra ya que cada uno tiene un temperamento diferente que se puede adaptar mejor o peor a nosotros.
Hembras
Se dice que las hembras son más dóciles, y, por tanto, más fáciles de educar y entrenar, con lo que la convivencia con ellas será más tranquila. Otro aspecto a favor es que suelen ser más tolerantes y pacientes con los niños y suelen prestar más atención a sus dueños que los machos.
Sin embargo, no podemos dejar de prestar atención al celo, que hace que salir a pasear sea bastante molesto durante la duración del mismo, o incluso encontrarnos con embarazos no deseados. También suelen ser más asustadizas que los machos y pueden sufrir embarazos imaginarios.
Machos
Los machos son más movidos, y suelen ser más desobedientes e independientes, aunque esto se matiza dentro del carácter de cada raza y, por supuesto, de cada individuo.
También son más agresivos, por lo que suelen ser más propensos a comenzar peleas con otros perros, con lo cual resulta más difícil tener más de un macho en casa, ya que se pelearán por ver quién es el líder. Cuando salen a pasear van marcando el territorio, lo cual nos puede obligar a para incesantemente.
Como ventaja podemos señalar que no tienen el celo, con los problemas que ello conlleva a la hora de pasear al perro y también su carácter independiente.