La buena alimentación del gato no solo depende del pienso o de los alimentos que se le da de comer. También hay que tener en cuenta la ubicación del comedero. Un hecho que puede parecer baladí, pero que no lo es. Si el gato se encuentra a gusto en la zona elegida, comerá bien y mejor, mientras que una mala elección puede hacer que tenga problemas de alimentación con las consecuencias que ello conlleva. Pero, ¿cómo se elige? ¿Qué hay que tener en cuenta?
El lugar
A la hora de elegir el sitio dentro de casa para que el gato tenga su comedero es especialmente importante fijarse en que la zona elegida sea un lugar tranquilo y silencioso.
A los gatos no les gusta que les molesten mientras están comiendo por lo que son dos factores a tener muy presentes. Entre algunas posibles opciones –aunque todo depende de la vivienda-, está una zona del pasillo poco transitada, el patio, la sala de estar, una habitación vacía…
No obstante, también hay que tener en cuenta que es recomendable que el comedero se sitúe cerca de las áreas en las que el gato más suele estar en su día a día.
Errores
En la elección de la zona, también se deben tener en cuenta una serie de errores que se cometen. Uno de ellos es poner el comedero cerca de la caja de arena. Esto a los gatos no les gusta. Además, puede generar confusión en el minino, que no sabrá cómo actuar e, incluso, puede derivar en comportamientos como el abandono del uso del arenero.
Tampoco se recomienda que el comedero se sitúe cerca del bebedero. El motivo no es otro más que los gatos tienden a buscar la comida y el agua por separado. Si se colocan los dos recipientes juntos, es probable que el gato no beba la suficiente agua.
Es preferible colocar el bebedero en otra zona de la casa o con bastante distancia un recipiente a otro. Y, sobre todo, hay que huir de los cuencos dobles. Lo más adecuado es tener dos por separado. Así también se evita la contaminación del agua con trozos de comida.
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