Algunos cachorros, parecen animales tranquilos, pero al crecer se transforman en máquinas rompedoras de objetos, cavadoras de pozos y destrozadoras del hogar. Pero ahora ya podemos anticiparnos a estos comportamientos conociendo la personalidad del cachorro a la hora de adoptarlo o adquirirlo.
Si se trata de adoptar un perro callejero, no tenemos conocimientos de sus genes. Sin embargo, si se trata de un perro de raza, lo mejor es conocer las características distintivas del animal según su familia genética. Podemos encontrar razas más agresivas, otras más cariñosas y razas más tranquilas, de este modo podremos saber el carácter y temperamento del animal desde antes de su juventud.
También debemos tener en cuenta que los perros se rigen por un sistema de castas definidos a partir de un «alfa» (dominante) y otros «beta» (seguidor). Para conocer que casta sigue, tomamos al cachorro y lo ponemos panza arriba. El «beta» suele quedarse manso, tranquilo y panza arriba. Mientras que el «alfa» se reincorporará casi automáticamente como mecanismo preventivo y defensivo ante posibles ataques. También podemos observar su interrelación con los demás cachorros para determinar su agresividad y capacidad de liderazgo.
El saludo también es indicador de su carácter. Si el cachorro se deja acariciar amigablemente, se tratará de un animal posiblemente manso, tranquilo, ideal para los niños. Si por el contrario, el cachorro permanece alejado, con la mirada fija o desafiante, y no se deja tocar, entonces se trata de un perro de carácter dominante.