Cuando decidimos tener una mascota en casa, podemos elegir entre varias especies según nuestras necesidades: perros, gatos, hámsters… Si finalmente, después de valorar cuál es la que más nos conviene decidimos que será un gato quien pase a compartir nuestra vida, deberemos determinar qué gato es el ideal para nosotros, teniendo en cuenta nuestro carácter, nuestros hábitos, etc.
El primer aspecto al que debes prestar atención es el pelaje de tu gato. Si eres una persona a quien le encanta tener la casa impoluta no debes elegir un gato de pelo largo, tipo persa o chinchilla, ya que encontrarás pelos de tu mascota por todas partes, sobre todo sillones si el gato duerme en ellos. Esto, que a primera vista puede no parecer muy importante, puede llegar a ser un obstáculo para la convivencia con nuestra mascota si no lo tenemos en cuenta.
También deberemos pensar que un gato no es un perro. El gato es un animal de carácter independiente, a quien le gusta gozar de libertad, por lo que raramente se pasará el día a nuestro lado. Por ello, si quieres una mascota que te haga compañía, no debes elegir un gato de la raza Birmano, ya que tenderá a pasar mucho tiempo aislado. En ese caso es una elección mejor el gato siamés, que es un animal muy extrovertido y al que le gusta la compañía de los humanos, aunque no lleva bien la convivencia con otros animales en el hogar porque no le gusta compartir a sus dueños.
También tienes que tener en cuenta que existen unas razas más delicadas que otras, lo que a la larga te puede ocasionar más gastos desde el punto de vista veterinario. Si buscas un animal que no necesite muchos cuidados, puedes optar por el gato europeo, que es una raza fuerte y robusta que se adapta muy bien a la vida en casa.