Debido a su edad avanzada, una enfermedad o una lesión, nuestro perro puede perder la vista, o puede ser que el animal que hayamos decidido adoptar sea ciego de nacimiento. Sea cual sea la causa de su ceguera, nuestro perro puede llevar una vida casi normal, y sólo deberemos tomar una serie de medidas y precauciones para facilitar el día a día de nuestra mascota.
Al principio el animal se chocará con los muebles de la casa, pero poco a poco irá aprendiéndose la distribución de los mismos. Por ello es muy importante no cambiarlos constantemente de sitio, y, si movemos alguno, guiar al animal por el nuevo itinerario que sea más seguro. Si notamos que se desorienta por casa, deberemos llevarlo al lugar donde tenga el agua y de allí a su cama o a las otras habitaciones, para que el agua le sirva de punto de referencia.
Las escaleras representan un serio peligro, por lo que es necesario que pongamos puertas a las mismas, para asegurarnos que nuestro perro no sufrirá una caída accidental. También es necesario eliminar cualquier objeto que el animal se pueda clavar o hacerse daño si se choca con él, especialmente los objetos puntiagudos, por lo que deberemos eliminarlos de su paso o forrarlos con gomaespuma.
La ceguera no le va a impedir disfrutar de sus juguetes. Para ello es necesario que les pongamos un cascabel o unas piedrecitas que les hagan sonar, de forma que el perro pueda detectar dónde están por el sonido.
Es muy importarle no sobreprotegerle ni impedirle que haga cosas por miedo a que le ocurra algo, a menos que sea para evitarle un daño. No debemos olvidar que él se siente un perro normal, sin ninguna discapacidad, por lo que le tendremos que dar seguridad y confianza en sí mismo viéndole nosotros de ese mismo modo.