Los perros son animales muy sociables, por lo que es habitual que, cuando se encuentran varios, se dediquen a correr y a jugar juntos, persiguiéndose y jugando a morderse aunque sin causarse ningún daño.
Aunque esto es lo habitual, no todos los perros tienen el mismo carácter ni la misma paciencia, y puede ocurrir que uno de los perros con los que el nuestro juega o alguno con el que se cruza paseando se abalance sobre él y le agreda y le muerda, lo cual, si se produce de forma muy agresiva, puede incluso dejar secuelas psicológicas en nuestro perro.
En este caso, deberemos tener en cuenta que el responsable último del animal es siempre el propietario del mismo, a no ser que el perro esté eventualmente a cargo de otra persona, en cuyo caso será ésta quien sea responsable del comportamiento del animal.
Según el código civil, sólo existen dos casos en los que ni los propietarios ni los cuidadores temporales del animal son responsables, como son los casos de fuerza mayor (terremotos, incendios, etc.) o cuando sea el otro quien haya provocado al animal para excitar el ataque.
Si nuestro perro es atacado, es importante presentar una denuncia por los años que ha sufrido el animal, especialmente si ha necesitado de tratamiento para curarse. Si el juez dicta sentencia a nuestro favor, podremos incluso recuperar el dinero del tratamiento. Al presentar la denuncia, además de los daños físicos del animal, podremos añadir también los daños morales que hayamos sufrido nosotros.
También hay que añadir otros detalles, como si el perro iba sujeto con la correa según la legislación vigente y, en la medida de lo posible, presentar testigos del hecho.
El dueño del perro agresor podrá ser responsable tanto desde el punto de vista penal como civil.