Las chucherías para perros son uno de los productos que genera controversia, sobre todo, en relación a si es o no conveniente dárselos a la mascota. Incluso, se cuestiona si realmente son útiles o no, puesto que muchas veces se emplean para que el can comprenda que está actuando bien. Vamos a intentar aclarar la cuestión.
Precauciones
Lo primero que hay que tener claro es que las chucherías –siempre las que son específicamente para perros-, no son un sustitutivo de la comida. De esta manera, si se opta por dárselas al can, debe ser en ocasiones específicas y nunca de manera habitual.
Aunque sean chucherías específicas para perros, también hay que tener en cuenta la cantidad que come el perro. Y es que nunca este tipo de productos debe representar más del 10% de su alimentación.
La elección de la chuchería es igualmente importante. En este sentido, es conveniente fijarse en que el producto elegido no tenga cereales o trazas porque algunos sí las incluyen.
La clave no es otra más que estos ingredientes no aportan ningún beneficio adicional al animal. Tampoco hay que olvidarse de que el azúcar refinada no es buena para la mascota por lo que habría que evitar también todas las chucherías que las contengan.
Y cuidado también con aquellas que tienen un origen más natural porque componentes como la panela, sirope o miel son perjudiciales para el perro.
Cuándo darlas
Aunque ya hemos comentado que hay que darlas de manera ocasional al perro, las chucherías son positivas –siempre cumpliendo con las premisas anteriormente comentadas-, para reforzar las buenas conductas y favorecer su adiestramiento. Pero también se tiene que tener cuidado para no mal acostumbrarlo y que haya efectos nocivos.
Además, y esto es especialmente importante, las chucherías nunca deben sustituir el afecto y las muestras de cariño. Tampoco son sustitutivas de unas palabras afectuosas. Una caricia y unas bonitas palabras pueden hacer mucho más que cualquier chuchería.
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