Una de las actividades que más gusta practicar con nuestro perro es jugar a tirarle una pelota. A prácticamente todos los perros les encanta, porque es una actividad que despierta su instinto cazador y les permite correr y disfrutar del espacio abierto, convirtiendo el paseo en un momento realmente divertido y que les hace llegar a casa cansados, deseando tumbarse y beber agua.
Hay perros, sin embargo, que parecen no cansarse nunca de que les lancemos la pelota y cuando nuestro brazo ya no da más de sí, ellos siguen ladrando, demandando que se la lancemos una y otra vez. Para ellos, la pelota se ha transformado en toda una obsesión que les pone nerviosos, tanto que pueden llegar incluso a sufrir taquicardias y a dificultar la convivencia con el animal.
Pautas para evitar la obsesión
Para que el juego de lanzar la pelota no convierta a tu perro en obsesivo, es importante que seamos nosotros quienes controlemos los niveles de excitación del animal, de forma que decidamos cuándo comienza el juego y cuándo termina, sin ceder a los ladridos insistentes del animal.
Si tu perro se pone a ladrar como un loco para que le lances la pelota, no lo hagas en ese momento, ya que su nivel de excitación es muy alto. Espera a que se calme y distraiga su atención o hazle sentarse y echarse sólo entonces lánzala.
No renuncies al paseo
No le lances la pelota nada más llegar al parque o a la calle. Debes pasear primero, lograr que el animal se canse y se relaje, evitando un alto nivel de excitación.
También es importante que no comiences a lanzársela siempre en el mismo punto, ya que ello hará que el animal se excite con la perspectiva del juego según vaya llegando. Busca cada día un lugar diferente, de forma que el animal aprenda a esperar y no se centre en la pelota.