Los anquilostomas son sanguijuelas viven en la sangre. Chupan la sangre principalmente desde el intestino, al que se aferran con un conjunto de ganchos o dientes que tienen alrededor de la boca. El anquilostoma de perro son bastante grandes. Cuando son larvas son como una especie de lombrices intestinales. Según van creciendo se adhieren al intestino delgado con sus ganchos.
Los huevos necesitan calor para desarrollarse. Por lo tanto, los meses cálidos son los meses más peligrosos para el desarrollo de este gran problema. Después de que los huevos se hayan incubado en unos 3-6 días comienza a aparecer las larvas. Tres días después sufren diferentes cambios y ya pasan a ser larvas de segunda etapa. Ocho días más tarde vuelven a cambiar y pasan a una tercera etapa en la que ya se las denomina larvas infectivas.
Pueden perforar a través de la piel para alcanzar el torrente sanguíneo. Pueden ser ingeridas por el perro por vía oral y a veces se inhalan por el polvo que se levanta en un lugar donde haya heces infectadas. Si las larvas han alcanzado el torrente sanguíneo mediante la perforación a través de la piel o de los tejidos internos, con el tiempo llegan a los pulmones y los perforan.
A las tres semanas de haber entrado en el cuerpo en forma de larvas, las lombrices son lo suficientemente grandes como para poner sus huevos. Son muy debilitantes. Cuando están a plena actividad pueden chupar media cucharadita de sangre en una semana. Un millar pueden aspirar casi un vaso al día, por lo que no es de extrañar que estos gusanos causen anemia al animal.