Los hámster y los niños


Los hámsters parecen ser unas mascotas específicamente diseñadas para los niños. Su pequeño tamaño, su aspecto simpático y su carácter cariñoso hace que sean los compañeros ideales, y además resultan totalmente inofensivos para los más pequeños, por lo que su tenencia no resulta en absoluto peligrosa.

Por otro lado, son sencillos de cuidar, por lo que podemos enseñar a los niños a hacerlo ellos mismos, con todos los beneficios que ellos conlleva. Sin embargo, no debemos olvidar que los hámster son animales pequeños y frágiles y que debemos enseñar a los niños cómo manipular y cuidar a su mascota sin que ésta pueda resultar dañada en ningún momento.

Dado el aspecto casi de peluche que tienen estos roedores, es habitual que los niños quieran acariciarlos sin cesar, sacándoles de la jaula y manteniéndolos entre sus manos. Pero esta conducta, si es continua, molesta en gran manera al animal, haciéndole sentir incómodo y estresándolo, por lo que debemos limitar el tiempo de estas caricias.

Para que el animal esté tranquilo cuando los niños lo cojan por primera vez, es aconsejable que se froten las manos con un poco de paja de la jaula. De ese modo, las impregnarán de un olor conocido para el animal, que se mostrará mucho más tranquilo.

Es aconsejable que durante los primeros días desde la llegada del hámster a casa los padres u otro adulto estén con los niños cuando estos jueguen con el hámster. En especial deben enseñarles a cogerles con cuidado, sin apretarlo demasiado entre sus manos, para evitar dañarlo. Esto es importante porque los niños, ante el temor de que el animal se escape, suelen apretar más de lo necesario.

También debemos explicar a los niños que los hámster son criaturas de hábitos nocturnos, lo que significa que suelen pasar gran parte del día dormidos, y los niños deben respetar ese descanso para que el animal no sufra consecuencias en su salud.

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