La sorprendente vista de las aves


Pocas especies en la tierra son tan coloridas como las aves. Sus plumajes presentan brillantes colores de miles de tonos, gamas y combinaciones, que en muchas ocasiones los convierten en un auténtico espectáculo para nuestra vista. Pero, sorprendentemente, los colores que nosotros vemos en ellas son sólo algunos de los que los pájaros son capaces de ver, es decir, ellos pueden ver colores que para nosotros son invisibles y tienen una agudeza visual mucho mayor que la nuestra.

Estos se debe a que en su retina tienen unos conos que son sensibles a los rayos ultravioleta, además de aquellos que, como en el caso de los humanos, son sensibles al verde al rojo y a la luz.

Estos conos les sirven para percibir, por ejemplo, los reflejos ultravioleta que muchas aves tienen en su plumaje, y nosotros no podemos ver.

Estos conos sensibles a los rayos ultravioleta les permiten ver, por ejemplo, los rastros de orina dejados por sus presas potenciales, u observar manchas y colores ultravioletas en el plumaje de las aves, invisibles para nuestros ojos, pero que parecen tener un papel importante durante el cortejo.

Esta visión tan mejorada se ve aumentada por el hecho de que las aves pueden girar su cabeza unos 250º, lo que les permite que su campo de visión sea muy grande, campo que se ve ampliado si tienen los ojos a ambos lados de la cabeza.

Cuando no es así, como ocurre en los búhos, lechuzas y otras especies, esta visión binocular les permite calcular mejor la distancia y la profundidad, algo imprescindible cuando se trata de cazadores nocturnos que se valen del efecto sorpresa para atrapar a sus presas, por lo que su ataque debe ser rápido, silencioso y certero.

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