Etapas del embarazo de una perra


El embarazo es siempre una emocionante experiencia para cualquier ser vivo. El embarazo de cualquier mascota puede ser un verdadero acontecimiento y es una gran responsabilidad que debe ser asumida por los dueños. Se deberá someter a la mascota a los controles de salud necesarios y, posteriormente, se debe hacer lo mismo con los cachorros.

Las etapas del embarazo de una perra deben ser conocidas por el dueño para así, saber cómo tiene que actuar en cada momento. El embarazo de una perro tiene una duración de hasta 9 semanas (63 días). Sin embargo, podría dar a luz antes o después (entre 58-68 días). Como los cachorros crecen en el útero de la madre, se requiere la atención médica adecuada para asegurar un parto saludable. Para ello, se debe estudiar la anatomía y el embarazo en sí, en la raza del animal.
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El embarazo de una gatita


Aproximadamente tres semanas después del apareamiento el color de los pezones de tu gatita pasará a ser un poco más rosado, esto puede ser una clara señal de que está embarazada. Desde ese momento, debes empezar a preocuparte mucho más por ella y, cambiarle, si es necesario incluso la dieta para que los futuros gatitos puedan desarrollarse bien.

Algunos criadores deciden dar suplementos de calcio a las gatitas embarazadas pero antes de nada, lo mejor es que consultes con tu veterinario a ver que te recomienda. Lo que sí tendrás que hacer será aumentar un poco la cantidad de alimento que normalmente come tu mascota. Este aumento deberá llevarse a cabo durante el embarazo y durante las cinco primeras semanas de después del parto.

El embarazo de las gatitas dura unos sesenta y cinco días. Tienes que ir pensando en el día del alumbramiento para poder proporcionar a los futuros nuevos huéspedes un buen cálido para sus primeros momentos de vida. Una buena solución es, colocar una caja llena de papeles de periódico en una tranquila habitación. Esta caja llena de papeles les dará calorcito y te permitirá limpiarla fácilmente.

La mamá debe sentirse segura y debe “amoldar” su nueva residencia (la habitación tranquila que hayas destinado para los gatitos) a su gusto. Si la gata decide dar a luz en otro sitio, no te preocupes ni te enfades, ella sabe cuál es el mejor sitio para el alumbramiento. Amóldate tú al sitio que finalmente elija ella. Los partos suelen ser sencillos y probablemente estés tú más preocupado que la gatita. Recuerda que la mayoría de los partos se suelen producir de noche.

Preparativos para el parto de tu gata


Si tu gata está embarazada y, sobre todo, si tú nunca has pasado por una situación así, sigue leyendo.

El embarazo de las gatas dura entre 57 y 63 días. Hay razas concretas, como los siameses o los gatos birmanos que tienen cierta tendencia a retrasar un poco el parto. Si tienes una gata de una de estas razas y ves que tarda unos días más de los previstos en parir, no te preocupes, es normal.

Durante la gestación, la gata deben recibir algunos cuidados especiales. Por supuesto debes llevarla al veterinario, que será quien te indique qué añadir en la dieta en el caso concreto de tu mascota. En general los aportes extra de vitaminas, calcio, fósforo o sales minerales, son recomendados por el veterinario, pero no debes comprarlos y administrarlos tú, un exceso de dosis puede ser muy perjudicial.

Tu gata irá engordando y haciéndose más dormilona y perezosa conforme pasen los días. Además, y como sucede con la mayoría de animales en proceso de gestación, tu gata tendrá mucha más sed de la habitual. Prepárale un bebedero más grande o coloca varios recipientes con agua fresca al lado de su bebedero habitual, es muy importante que la gata se mantenga hidratada durante todo el embarazo.

Cuando quede una semana para la fecha prevista para el parto, empieza a preparar el lugar para el nacimiento de los cachorros. Debe ser un cajón amplio, de paredes de una altura de unos 15 centímetros y cuyo suelo debemos llenar de tiras de papel o de papel de periódico. Si no tienes un cajón, puedes usar una caja de cartón y recortarla para que las medidas se ajusten a los parámetros indicados.

Siguiendo estos consejos no tendrás ningún contratiempo en el embarazo de tu gata.

Cómo cuidar a una perra embarazada


Si tu perra se ha quedado embarazada y tú nunca te has enfrentado a una situación así, no te preocupes. En primer lugar, debes saber que los embarazos caninos suelen durar unos 58 días y que es normal que no notes ningún síntoma hasta pasadas un par de semanas.

En cuanto sepas que tu mascota está preñada, debes empezar a ser especialmente cuidadoso, los paseos serán suaves y sin nada de ejercicio excesivo o movimientos violentos y, si es posible, sácala por lugares alejados del centro de la ciudad y de la contaminación de los coches.

Notarás que tu perra come más de lo habitual, es completamente normal, sobre todo a partir de la tercera semana. El veterinario te recomendará que enriquezcas la dieta de tu mascota con huevo crudo cada dos o tres días. Esta cantidad varía según el tamaño y raza de tu perra si, por ejemplo, si tienes una Yorkshire o una Chihuahua, puedes sustituir el huevo crudo por huevo de codorniz.

Sólo cuando ha pasado un mes o incluso 40 días, es cuando se ven los síntomas más evidentes, el vientre se hincha y también las mamas de la perra. En ese momento, pasada la quinta semana, se recomienda administrar calcio, fósforo y vitaminas a la perra embarazada, siempre bajo supervisión del veterinario, que es quien debe decidir las cantidades adecuadas. No administres tú estos aporte vitamínicos, muchas veces excederse es peor.

También notarás que tu perra mucha sed, más cuanto más se acerca el parto. Preocúpate de llenarle el bebedero constantemente.

Cuando se acerque la fecha del parto verás que tu perra empieza a buscar sitios tranquilos y apartados para dar a luz. Es entonces cuando deberás prepararte tú (al igual que tu mascota) para el parto y el cuidado de los futuros cachorros.

Mantener a tu gato cuando estás embarazada


Tienes un gato, quizá desde hace mucho tiempo. Le tienes mucho cariño pero, ahora que estás embarazada, empiezas a tener miedo. Los reparos que hay respecto al embarazo y los gatos se deben a la toxoplasmosis, una enfermedad muy nociva para el feto. Los gatos son portadores del parásito que provoca esta enfermedad, pero inmunes a ella. De hecho, cuando la mujer no está embarazada, es posible que haya pasado la toxoplasmosis y que ni se dé cuenta, pero si a través de la placenta el parásito de la toxoplasmosis llega al bebé, le puede provocar ceguera o problemas de audición.

Pero no te preocupes, se puede mantener perfectamente a tu gato en casa mientras dura el embarazo. Sólo hay que respetar unas sencillas reglas de higiene:

– No tocar el arenero. Que se encargue otra persona de la casa de limpiarlo, pues a través de las heces se puede entrar en contacto con el parásito de la toxoplasmosis. Si debes encargarte tú de la limpieza, usa guantes de látex de un solo uso.
– No dejes salir a tu gato. En la casa se mantiene limpio y sin contacto con otros gatos, si deambula por el exterior aumentan las posiblidades de contagio.
– Alimenta a tu gato con comida preparada, si es seca mejor. Nada de carne cruda.
– Si tienes un jardín, usa también allí los guantes desechables, ya que tu gato podría haber dejado heces en la tierra.
Lava bien la fruta y las verduras antes de comer. Y lávate muy bien las manos tras manipularlas y también tras tocar carne cruda.
– No comas carne cruda, ni poco cocinada, intenta evitar los huevos y la leche sin pasteurizar. Probablemente el médico también te prohibirá el jamón serrano.
– Lleva a tu gato al veterinario para que le realicen un chequeo de heces y sangre.